Shakespeare hechiza a Niebla
Las coreografías de la compañía Tarasca lograron, anoche, germinar las semillas más sugerentes, dinámicas e inteligentes de la comedia de Shakespeare, que ejerció, in absentia, como demiurgo y maestro de ceremonias, orquestando, a través de los actores del reparto, una trama cargada de desamores y enredos. Las vetustas puertas de la fortaleza iliplense se cerraron preceptiva y puntualmente a la hora prevista del inicio de la actuación, 22:30 horas. Los espectadores del castillo de Niebla presenciaron 'El sueño de una noche de verano', interpretado desde una perspectiva dialógica y sinérgica entre la música y la danza, cuya fusión dio como resultado un cóctel hilarante y ágil sin lugar al bostezo. Tres hadas se encargaron de musicalizar el argumento y conducir a l público a un frenesí amoroso, ambientado en un bosque ateniense. La ausencia del componente dramatúrgico explícito no fue óbice para el descuido de la faceta moralista de esta obra, de manera que la evocación y el uso de la metáfora fue un leit motiv que socavó el desenlace de la representación, que sirvió de hilo conductor para guiar al público por el crisol de emociones y desengaños que se plantean en esta obra. Sin embargo, existen retazos de planteamientos teatrales presentes en la vertebración de la trama, compuesta por personajes protagonistas y antagónicos y un sinfínde conflictos e incidentes. La fábula fue verbalizada a través del lenguaje corporal de los personajes que recitaron, en cada pieza de baile, versos de una poesía en movimiento que cautivó a los presentes, que recompensaron a los actores con carcajadas espontáneas y una ovación final. El travieso y desafortunado duende Puck se encargó de lanzar, a diestro y siniestro, erróneos hechizos que convertían las relaciones de pareja entre los personajes en episodios efímeros e inconexos. La danza contemporánea agilizó y dio cuerpo al desenlace de la historia donde siete bailarines encarnaron a Teseo, Hermia, Lisandro, Demetrio, Egeo, Elena, Oberón, Titania y Puck y los cuatro músicos que componían el reparto ejercieron el papel de artesanos . Por su parte las tres hadas llenaron el escenario con su magia que articularon a través de un particular instrumento, sus voces, que ofrecían al espectador una ruta argumental, a través de la música, mediante la que dar sentido y concierto a la cómica sucesión de acontecimientos. Con la adaptación de 'El sueño de una noche de verano', el XXIV Festival de Danza y Teatro de Niebla, completa su segunda actuación de baile prevista en su programación.