La madrugada del domingo, tanto los ciudadanos españoles como los del resto de la Unión Europea tendrán que retrasar una hora sus relojes. Es decir, a las 3 de la madrugada serán las 2. Mañana, por lo tanto, dispondremos de una hora más de sueño. Esta medida, destinada al ahorro energético, permite reducir en un 5% el consumo de luz en los hogares, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía.
Un informe presentado al Parlamento Europeo indica que el nuevo horario tiene efectos positivos tanto en el ahorro de energía como en las industrias del ocio, el turismo y la salud pública, pues fomenta las actividades al aire libre. Sin embargo, los detractores de los cambios de hora aseguran que tiene efectos perjudiciales sobre la salud humana y animal. Según un estudio de la compañía Philips, uno de cada tres españoles asegura que el cambio horario de invierno le afecta negativamente y sufre, como consecuencia, alteraciones en el sueño, cansancio y dificultades para despertarse por las mañanas. Se revela además que cuatro de cada diez españoles lleva peor este cambio que el de verano. Sin embargo, más de la mitad considera que adaptar los relojes a las horas de luz solar es una medida efectiva para ahorrar energía. El cambio horario se empezó a generalizar en 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad en iluminación.
