Este cuento lo hemos extraido de la web del colegio San Walabonso y su autor es Nicolás Fernández Palomares, a quien saludamos desde aquí, igual que a su abuela Carmen.
Erase una vez una niña llamada Carmelita, que nació con una pierna más corta que la otra. En su niñez, tuvo que enfrentar su problema, ser una más porque desde muy pequeña, en aquellos tiempos, la vida era muy dura y por desgracia no pudo estar en el colegio mucho tiempo; su madre la quitó para que cuidara de sus hermanos y para que trabajase.
Ella así se olvidó del problema de su pierna, era una más, tenía que ir a por agua al arroyo con el cántaro, buscar caracoles, etc... Cuando tenía un rato libre lo dedicaba a jugar en la plaza con sus amigas a la comba.
Cuando ya era una muchacha, trabajaba de operadora y de auxiliar en la clínica, salia con las amigas, solían ir a las fiestas; un día le sucedió algo de lo que se ríe mucho al contarlo.
Estaban en una fiesta, donde había una orquesta y solían sacar los muchachos a las muchachas a bailar, uno de ellos se acercó y se pusieron a bailar. - ¿Parece que cojeas?, y ella sonriendo le contestó que estaba cansada.
Con el tiempo conoció a su novio, José "el quebrao", al que no le importó lo de su pierna y con el paseaba de la mano por el arrabal.
Por causas de la vida, tuvieron que separse; él se fue a la guera. Cuando regresó decidieron casarse y no separse nunca más. El trabajaba de alguacil en el ayuntamiento, ella limpiaba, blanqueaba el colegio, cementerio ...
Tuvieron cinco hijos, fue operada de la pierna, y no pudo volver a trabajar, pero siempre estaba dispuesta para ayudar a sus hijos y a sus nietos.
Después de tanto luchar, la vida le da un duro golpe, José su marido, cae enfermo y fallece. Desde entonces vive con su hija, le ayuda en lo que puede y se desvive por sus nietos y biznietos; hoy día Carmelita tiene 90 años, se vale por si misma a pesar de su problema en la pierna, ella es mi bisabuela, aunque yo le digo abuela; le encanta contarnos historias de su vida que nunca podrá olvidar.
Carmelita luchó mucho, es querida por todo el pueblo, como ven, a pesar de su falta, no le ha impedido tener una vida como otra persona y ser muy feliz.