La comedia se traslada a una pequeña
comunidad de vecinos, y más concretamente a la plazoleta de la misma, en la que
se va a celebrar la festividad en honor a la
Santa Cruz , o al menos se intentará, ya que
una serie de acontecimientos y personajes que se van sucediendo, dan pie a
situaciones que rayan en numerosas ocasiones lo absurdo, por muy cotidiano que
nos parezca, con la única intención de hacer reír. La nostalgia de una festividad que en muchos
lugares se ha perdido, y la euforia de otros muchos que aún la conservan, no
tiene nada que ver con esta singular plazoleta donde suceden todos los
acontecimientos que se narran, y que llevaría al más creyente a esbozar un
gesto extraño y una expresión muy de aquí: ¡ Ay, que crú ¡